Por fin después de tantos años de preparación estábamos llegando, y apenas era el comienzo de nuestra andadura.
Como se suele decir: «con la mirada puesta en lo alto, pero con los pies firmes en la tierra.»
La fe nos mostró esta tierra, nuestro «Yo iré», a veces tímido y otras decidido, fue creído en los Cielos y Dios dispuso que todo fluyera en su tiempo.
Ahora preparándonos para un próximo viaje a tierras africanas, nos sentimos llenos de gratitud. Dios es fiel.